miércoles, 23 de febrero de 2011

La vida me enseñó mucho

A perdonar sin entender porque pasan las cosas.
A amar sin que me amen, a sentir sin que me sientan, a tolerar sin que me toleren.
Pero no me ha enseñado a sobrellevar la soledad; a vivir sin una caricia, sin un abrazo, a levantarme a la mañana y no encontrar nadie a mi lado, a sentirme menos que nada, a querer gritar: ¡estoy aquí! y que me oigan...
Pero también me ha enseñado a recordar las cosas bellas: 
el amor sublime de una madre, la  mirada tibia de un padre
y el acogimiento de tener simplemente la vida, que ya es mucho pedir, y sentir que teniéndola todo aquella que he escrito, puede cambiar algún día. Porque no olvides que amar, sentir, tolerar y perdonar son parte de la misma vida.

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