domingo, 28 de noviembre de 2010

Sueño...

6:00 a.m: suena el despertador, (una de esos excepcionales y únicos días mañaneros), no logro recordar muy bien el sueño del día, aunque a decir verdad no intento hacerlo, me gustaría decir que el clima era espectacular, como una escena de película romántica, pero era común, soleado y despejado, de esos días que la costumbre nos ah enseñado a no valorar. La vida, y todo lo que esta conlleva me ah hecho perder la fe en los sueños que descubren lo que en realidad soy, aquellas visiones que me enseñaron tanto tiempo a luchar por algo perdido, por algo inalcanzable, a mantener los ojos al cielo esperanzado en lo que vendrá, la cotidianidad me envolvió en sus sendas de locura y desesperación, pero esto es una exageración, me gusta imaginar una vida mágica y poética. Meses después… Camino a la rutina diaria, escucho una canción en la radio, y me dan tantas ganas de tener alguien por quien poder cantar, “aquí estas y el vacio se acabo”, eso suele pasar con canciones llenas de ilusiones y un tipo lleno de esperanza, una canción iluminando una alma que no tardaría mucho en apagarse, como solía suceder.  Las personas que viven de palabras para sobrevivir inventaron una muy peculiar que dice: “Después de la tormenta viene la calma”, Cielos, no creí que el diluvio callera en estos días, pero luego de semanas, meses o lo que sea que haya pasado, encontré la calma, momento en el cual apareces en escena, sentada viendo hacia el sur, con tu mirada que puede tranquilizar cualquier marea asesina, con tus labios tentando cambiar el color del cielo gris. En ese momento volvió a mi mente el sueño que no logre recordar, el sueño que no logre valorar, la misma escena donde el destino, o coincidencia nos llego a reunir, un sueño me regalo una vista a este momento, la vida me regalo un sueño logrado, nada en la vida es fácil, solo se nos otorga las herramientas para de alguna u otra manera lograr la calma contra la tormenta, ahora solo queda luchar por lo que tal vez algún día será la tranquilidad que siempre busque, o por lo que será una buena historia que contar. En alguna parte de algún sueño nos convertimos en la parte de esta realidad.

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