martes, 19 de junio de 2012

Las mujeres.

Las mujeres estamos a otro nivel mental respecto de los hombres. Antes de continuar, esto no es un texto feminista, tal vez tenga un claro tinte de rencor hacia los hombres, pero en 17 años de vida, he observado bastantes cosas. Los hombres, son infieles por naturaleza, perdón por la expresión pero: piensan con el rabo, así sin comillas ni nada. Las mujeres por el contrario, somos muy calculadores, para cometer una infidelidad tenemos que tenerlo todo muy claro, tenemos que tener todas las posibilidades barajadas, tenemos que tener un cuando, un como, un donde y un único con quién. Tenemos que tenerlo todo milimetrado, y los hombres son muy descuidados para eso, se la suda donde, se la come cuando y se la rasca con quién. Al fin y al cabo, las mujeres tenemos nuestras armas y tarde o temprano conseguimos al que queremos, zorreando. Sí, zorreando, asumámoslo, zorreamos mucho, porque nos encanta, nos mola mogollón. Nos mola sentirnos deseadas y saber que nosotras decidimos lo que va a pasar en el instante posterior. Zorreamos porque podemos y porque nos da la gana y debemos hacerlo, eso sí, yo soy partidaria de dejar a las mascotas de mis amigas tranquilos. Ya está bien de sentirnos marionetas de los hombres, no, porque no me da la gana, porque y soy quien lleva el control. Pero una cosa es sentirme bien zorreando y otra cosa es convertirse en un putón. Yo lo que es liarme, besare, enrrollarme o como lo queráis llamar, no lo hago con cualquiera, eso sí, zorrear, zorreo con todos. Y diréis ¿calientapollas? pues no, oportunista, porque ellos pueden comerme la oreja para convencerme de cosas y que yo caiga y luego me jodan viva, ¿y no puedo calentarles y pagarles con la misma moneda? Anda ya, una cosa es zorrear, que como entretenimiento está muy bien, y otra cosa es ser un putón que no saben ni con quien se acuestan, ni con quien se van a levantar.

miércoles, 6 de junio de 2012

Tengo todo y no tengo nada.

Tengo la mente inquieta, la mirada perdida y el corazón en reformas. Tengo una distancia que aveces se hace demasiado grande, una maleta vacía y otro fin de semana sin ti. Tengo ganas de volar, el miedo grabado en la frente y una promesa de no olvidar. Tengo guardado en un cajón todo lo que no dije, un calendario donde cuento los días sin ti y un paraguas para días de lluvia. Tengo un "te necesito" encerrado en mis labios y no lo dejo salir. Un móvil que no suena, una historia que no acaba y otra que no sabe si empezar. Tengo una sonrisa en la cabeza, unas claustrofóbicas ganas de besarte y un billete de autobús. Tengo un punto y aparte, una nota a pie de página y un "no sé como seguir". Tengo la inspiración dormida, las manos vacías y buscándote a ti. Tengo una canción que se repite, un poema que te nombra y la imposibilidad de no pensar. Tengo un contrato donde dice que todo saldría bien, una denuncia por incumplimiento y un perdón por pronunciar. Tengo un hueco entre los brazos y en los bolsillos cada abrazo que no di. Tengo la sensación de no encontrar mi lugar, un camino sin salida y una vida por vivir. Tengo mil preguntas en la mente, ningún libre de respuestas y la necesidad de escribir. Tengo tu nombre en los labios, entre el beso que me diste y el que aún me tienes que dar. Tengo un sueño que se repite, las esperanzas puestas en ti y el deseo de volver cada noche a la misma cama. Tengo un cuarto muy pequeño para tantas tonterías, un no saber dónde ir y un silencio que me ahoga. Tengo ganas de llorar, otras veces de reír y un libro de instrucciones que no dice cómo vivir. Tengo una cuenta pendiente, una lista de mis fallos y otra de las veces que te perdoné. Tengo un trampolín del que saltar, los ojos vendados y el miedo a no saber qué habrá al final. Tengo mil piedras en mi camino, las heridas que aún duelen y el saber que volveré a caer. Tengo una caja de recuerdos, una vida a medio vivir y una lista de cosas por hacer. Tengo un futuro incierto, un ángel de la guarda y las ganas de sonreír. Tengo gente que me quiere, una mano para contar a aquellos por quienes daría cualquier cosa y una herida por cada uno de los que me fallaron. Tengo todo, o quizás no tengo nada. Lo que voy encontrando, lo que ya dejé atrás y lo que ahora mismo puedo llevar conmigo. Lo que necesito, cosas que me sobran y algunas que presté. Por tener, tengo a alguien en la cabeza, un lugar al que volver y las ganas de vivir.